jueves, 13 de abril de 2017

PEQUEÑO ANECDOTARIO COFRADE

Documento 1
El 1 de julio de 1937 se publicaba la "Carta colectiva del Episcopado español al mundo entero con motivo de la Guerra de España” (les recomiendo una detenida lectura), donde se plasmaba sin tapujos el apoyo de la jerarquía eclesiástica al golpe de Estado perpetrado un año antes y su apoyo moral a lo que se denominó en los círculos clericales como “Cruzada Nacional”. En este ambiente de fervor religioso e ideológico, nacieron o se promovieron, en lo que nos conciernen, muchas de las Cofradías de Semana Santa que hoy día se mantienen en la nómina cofrade de nuestros pueblos y ciudades.
Documento 2
Documento 1: Tras el incendio en julio de 1936 de la Iglesia de San Gil  de Sevilla, donde tenía su sede la  Virgen de la Esperanza (Macarena), la Cofradía (presidida por el militar Francisco Bohórquez Vecina) y el mayor valedor de ésta, el General Gonzalo Queipo de Llano, decidieron erigir una nueva capilla para la imagen. En una de sus tristemente reconocidas alocuciones radiofónicas en Unión Radio Sevilla, el 30 de junio de 1938, Queipo, tras hacer efusiva profesión de Fe a la Esperanza Macarena, solicitaba una cuestación popular para la edificación del nuevo templo macareno: “La Virgen de la Esperanza, la Macarena hermosa, se quedó sin casa porque fue destruida por el furor de la canalla marxista. Lleva dos años errante, alojada en la Universidad [...] pero alejada de los macarenos que la adoran, que anhelan tenerla entre ellos para contarles sus cuitas...”. En agosto de 1938 la “Junta Recaudadora de las Suscripción Queipo de Llano para la Virgen de la Macarena” se ponía en contacto con el Ayuntamiento de Zalamea para hacerles llegar la propuesta del general: “Para todos los españoles, pero especialmente para los que radicamos en el territorio del Ejercito del Sur, encomendado a su autoridad, a la que debemos la libertad y la vida, ha de bastarnos que sea una noble aspiración suya, para que por gratitud, por patriotismo y por adhesión inquebrantable nos aprestemos a darle la ayuda que tan rendidamente nos ha pedido”. Se solicitaba que se constituyera una junta similar en la localidad, y que se les remitiera un listado de donantes con las cuantías aportadas por cada uno. El registro pasaría al futuro Libro de Oro de la Virgen Macarena.
Documento 3
No tenemos constancia documental de la creación de esta junta local, ni de los posibles colaboradores. Pero sí tenemos dos cifras al respecto que se destinaron a la edificación del templo. Una primera, con fecha de enero de 1939, de 146,50 ptas, y una posterior de 186,75. La cantidad es relevante teniendo en cuenta las pésimas condiciones de la Zalamea de Posguerra.
En 1941 se iniciaron las obras sobre los cimientos de “Casa Cornelio”, una antigua taberna donde usualmente se reunía en anarquismo sevillano y que fue reducido a cenizas, junto con gran parte del Barrio de la Macarena, por la aviación nacional bajo las órdenes expresas del propio Queipo de Llano.
Documento 4
Documento 2: Curioso cuanto menos es el siguiente documento. El doctor Rafael Gironés enviaba desde Játiva (Valencia), en julio de 1939, una misiva donde narraba cómo la imagen del “Cristo de Zalamea” que se veneraba en la Calle San Francisco de esa ciudad” había desaparecido durante la contienda. Indicaba que los vecinos deseaban restaurar dicha imagen pero, al carecer de fotografías o estampas de la misma, suplicaba al Consistorio de Zalamea se le remitiese “una estampa de la imagen de Cristo que presumiblemente se venera en dicha ciudad”. Extraño es cuanto menos solicitar este asunto al ayuntamiento de Zalamea la Real, teniendo en cuenta que a escasos 180 km, en la misma región, se veneraba al archiconocido “Cristo de Zalamea” de Orihuela; quizás fue parte de un error habitual al confundir la localidad pacense con la onubense, puesto que en Zalamea de la Serena se venera al Cristo de la Quinta Angustia o Cristo de Zalamea. O quizás el doctor Rafael Gironés, que no debía desconocer la realidad de la geografía española, envió cartas a los diferentes lugares para asegurarse la remisión de algún boceto. A pesar de que en 1938, según confirma el propio sacerdote José María Arroyo, la parroquia contaba con la imagen de Cristo Crucificado, no sabemos si de alguna manera se atendió la petición del médico setabense.
Documento 3: si hay una ciudad donde el auge de las cofradías de Semana Santa llegó con la posguerra, es Málaga. La unión entre hermandades y militares fue (y es) más que evidente. En esta paradójica dualidad entre ejército y cristianismo se reorganizó a finales de los años 30 la Hermandad del Cautivo y María santísima de la Trinidad que, como nexo de unión al nuevo régimen, adoptó algunas iniciativas: nombrar hermana honoraria a la Hermandad de Cautivos de España; y nombrar gran mayordomo de honor al General Franco. El dictador, agradecido, cedió a la hermandad la prerrogativa de usar el escudo de su casa civil junto a la cruz trinitaria, como emblema de la cofradía (la podemos observar en la imagen), y que actualmente aún conserva.
Respecto a este tema, en 1953, la Junta de Gobierno de la Hermandad del Cautivo de Málaga nombraba Hermano de Honor al alcalde de Zalamea la Real, acreditándose este hecho con un ornado diploma que aún hoy día se conserva en los fondos del Archivo Municipal. No podemos concretar la motivación de tal distinción, aunque generalmente, la cesión de algún donativo de relevancia para sufragar algún gasto puntual era suficiente aliciente para ello.
Documento 5
Documentos 4 y 5: De forma más generalizada se llevó a cabo la fundación de numerosas hermandades promovidas por los colectivos de mutilados y ex combatientes del bando nacional. Bajo las advocaciones de Cristo de la Victoria y Nuestra Señora de la Paz, fueron profusas las cofradías que quisieron rendir tributo a ambas alegorías. Y como era de prever, las nuevas hermandades necesitaban del apoyo económico de hermanos, devotos y simpatizantes para configurar su patrimonio. Esa quizás fue una de las motivaciones para que, por ejemplo, la Hermandad del Cristo de la Victoria, Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María santísima de la Paz (Cofradía de Excombatientes) de Ayamonte nombrara en abril de 1965, y con motivo de sus bodas de plata, Hermano Predilecto al alcalde de Zalamea la Real.
Y para terminar, y en esta línea, la Hermandad de Penitencia de los Caballeros Mutilados y Excombatientes bajo la advocación del Santísimo Cristo de la Victoria y Nuestra Señora de la Paz de Huelva, enviaba al ayuntamiento (en un documento sin fecha) 300 papeletas de su lotería anual, al precio de una peseta el boleto, para sufragar los gastos de su estación de penitencia en la noche del Domingo de Ramos, y para  la “adquisición gradual de elementos más precisos, como insignias, palio, pasos,...” Se indicaba se remitieran los boletos no vendidos antes del sorteo, así como el abono de las ventas realizadas en la cuenta que la hermandad tenía en la sucursal del Banco Hispano-Americano de la ciudad. La “recompensa” por la venta de las 300 papeletas sería el nombramiento al alcalde de Hermano de Honor Perpetuo de la misma (aunque no podemos determinar si la venta íntegra llegó a buen puerto).

Son varios los documentos que hablan de la relación entre hermandades y cofradías exógenas y Zalamea la Real. Pero para no extendernos más, dejamos aquí este breve botón de muestra.

José Manuel Vázquez Lazo
Boletín Hermandad de Penitencia 2017





domingo, 1 de enero de 2017

425 ANIVERSARIO DE LA ADHESIÓN DE ZALAMEA LA REAL A LA CORONA DE CASTILLA

 2017 nos recuerda a los zalameños que hace 425 años, siguiendo el guion predeterminado por las élites políticas, religiosas y comerciales del Reino de Castilla, se consolidó la separación entre la villa de Çalamea y el Arzobispado de Sevilla, que había ostentado su jurisdicción desde 1279, pasando nuestra localidad y su amplio término a la Corona de Castilla bajo la monarquía de Felipe II.
Para desentrañar todo este proceso llevando a cabo un minucioso estudio del documento más importante a este efecto, el Libro de Privilegios de exención e incorporación  en la Corona Real de S.M. de la villa de Zalamea que se desmembró de la Dignidad Arzobispal de Sevilla con su jurisdicción y rentas jurisdiccionales, o como generalmente conocemos, el Libro de los Privilegios.
El Libro de los Privilegios de Zalamea la Real es sin ningún género de dudas, el documento más relevante para la Historia de esta villa onubense. Custodiado en el Archivo Municipal de la localidad, bajo estrictas normas de seguridad, podemos indicar que es el documento más importante, junto con el Libro de Ordenanzas Municipales de 1535, conservado en nuestros fondos.
El manuscrito, que se atesora como un documento único, escrito en pergamino y encuadernado en un solo pliego, recoge lo que en origen fue la documentación que se generó en el proceso de desmembración y enajenación de la villa de Zalamea (del Arzobispo entonces) y todo su término, de la jurisdicción eclesiástica que desde 1279 había ostentado el Arzobispado de Sevilla; para, a través de este dicho proceso, pasar a convertirse en villa de realengo, con todos sus derechos y privilegios, bajo el reinado de Felipe II. Es por ello que nos encontramos con un archivo de documentos con un intervalo temporal que va desde la copia del Breve Pontificio del Papa Gregorio XIII, en 1574, hasta la concesión por parte del Rey Felipe II del nuevo estatus de villa de por sí y sobre sí, […] …incorporando a nuestra Corona y patrimonio real las villas de Almonaster y Çalamea y sus aldeas, con sus vasallos términos y jurisdicción civil y criminal alta y vaxa mero mixto imperio con las ventas jurisdiccionales[…] y de la dicha villa de Çalamea y sus aldeas las rentas de pena de cámara y de sangre legales y arbitrarias y presente de gallinas y perdices que le paga en el reconocimiento de señorío y las escribanías publicas y del concejo…[…] excepto lo que toca a los diezmos eclesiásticos de pan y vino azeyte y ganado y otros frutos que en las dichas villas y en sus aldeas y sus términos se cogieren y criasen[…] en el año 1592.
No podemos entender la historia de la villa de Zalamea la Real sin este documento que, a la postre, determinó en gran medida el devenir jurídico de la villa y su amplio término municipal (entendamos éste la actual Cuenca Minera de Riotinto) en los siglos sucesivos.
Indicar además que todo el proceso de separación de la jurisdicción ostentada hasta entonces por la Dignidad Arzobispal de Sevilla lo hicieron de forma conjunta tanto la villa de Zalamea la Real como la de Almonaster la Real, por lo que el Libro de los Privilegios contiene una información de suma relevancia para el conocimiento de la Historia Moderna de Almonaster la Real y el desarrollo de su propio proceso de desmembración del señorío eclesiástico hispalense
Como hemos indicado al inicio de este pequeño artículo, en el año 2017 se conmemora el 425 aniversario de la adhesión a la Corona de la Villa de Zalamea la Real, y su desmembración de la jurisdicción señorial ejercida por el Arzobispado de Sevilla durante  300 años. Es ésta pues una fecha relevante para la historia y la cultura del municipio onubense de Zalamea la Real, y una oportunidad para difundir entre sus habitantes, sus aldeas y la comarca, este hecho de gran relevancia para la Historia de la localidad. En el año 1992, Zalamea la Real celebró el IV centenario de este evento, realizando un importante número de actividades inmersas en el proyecto denominado IV Centenario de la Adhesión a la Corona. Zalamea la Real, 1592-1992. Los zalameños se volcaron en el desarrollo del programa cultural que acompañó al centenario, lográndose así el objetivo marcado por la organización.
Nos encontramos con un libro encuadernado con solapa de piel sobre guardas de cartón, cuyas medidas son 25 x 36,5 cm y 4 x 36,5 cm de lomo. Presenta a su vez un pequeño cordón de color blanco que entendemos actuó como cierre del propio libro, aunque actualmente aparece totalmente inservible.
Su interior conserva 128 hojas de pergamino, cosidas en pliego con hilo y rematadas con un cordel central en colores blanco, amarillo, rojo y azul (muy descoloridos con el paso del tiempo). Todas ellas están escritas por ambas caras, a excepción de la última, donde se presentan las rúbricas manuscritas de los representantes del proceso, entre ellas las del Rey Felipe II y la de su Secretario, Juan López de Velasco.
Las páginas, cuyas medidas son 25 x 35 cm, presentan un marco de texto a modo de guías donde se intercala el propio texto escrito en una cuidada letra gótica redonda de apacible transcripción y acompañada por la firma de Juan López de Velasco en cada una de ellas.
La hoja 1r. presenta además una cuidada iluminación con el busto de Jesucristo, que rellena el interior de la letra “D” capital que da inicio al texto. Ésta presenta ornamentación vegetal. Para dar realce a esta primera hoja se hace uso de tintas rojas, azules y doradas.
Además, esta primera hoja presenta un marco de color rojo, ornamentado con motivos vegetales, que encuadra al texto. Las tres primeras líneas aparecen con letra capital, ornamentada con decoración vegetal. La última línea, en letra capital, presenta ornamentación vegetal en la letra inicial.
Tal como hemos indicado, el libro se compone de todos aquellos documentos que justifican el proceso de desmembración de la villa de Zalamea respecto a la Mitra Hispalense (Breve Pontificio de Gregorio XIII, de 1574; Mandamiento y confirmación de la desmembración, Carta de Privilegio, Carta de desmembración, Real Provisión de Felipe II, Carta de venta de don Francisco de Guzmán, Marqués de la Algaba, etc...) cuyo contenido se va a desarrollar con sumo cuidado para el conocimiento de todos.
A la espera de concluir con los resultados de este apasionante estudio, haciendo uso de la documentación existente en los Archivos Municipales de Zalamea la Real y Almonaster la Real, el Archivo Histórico Nacional, el Archivo General de Simancas o el Archivo de la Real Chancillería de Granada, entre otros, no queremos dejar pasar la simbólica felicitación a todos los zalameños por un acontecimiento que, aunque ocurrió ya hace 425 años, determinó el desarrollo de nuestra localidad desde finales del siglo XVI.


José Manuel Vázquez Lazo